jueves, 2 de diciembre de 2010

Alien, el 8º pasajero


En el espacio nadie puede oir tus gritos. Con esta lapidaria frase se promocionaba la que iba a ser una de las películas de terror mas influyentes de las tres últimas décadas.

La historia narra la terrorífica aventura de la tripulación de la nave Nostromo, que tras recibir una señal de SOS procedente de una nave accidentada, se ven obligados, según la ley, a ir para prestar ayuda.
Lo que allí encuentran les supondrá vivir una pesadilla que, poco a poco, los irá matando a todos.


No se puede catalogar a Alien como un simple film de ciencia ficción por la sencilla razón de que no lo es. Sigue todos los cánones de una película de terror al uso. Sustos, la presencia de una entidad maligna y la sensación de claustrofobia por estar encerrado con una bestia implacable en una nave en mitad de la puta galaxia, a millones de kilómetros de casa.

El trabajo de Ridley Scott (Gladiator) como director, dota a la película de un ritmo pausado que va in crescendo a medida que se acerca el tenso desenlace final.


Mención aparte merece el diseño de la criatura, obra del artista suizo H.R Giger, que creó un ser con apariencia biomecánica, ciertas connotaciones sexuales y un característico ciclo vital en el que el alien pasa por diversos estados y apariencias:
Engancha-caras > Revienta-pechos > Xenophormo

Aunque si nos ponemos tiquismiquis, después de la aparicia de Xenophormo vendría el Pretoriano, que sería el xenophormo en un estado más maduro y acorazado con una piel dura y resistente. Estos son los más peligrosos y experimentados, y su principal función suele ser la de cuidar el nido con los huevos.

A destacar dos escenas:
La escena en la que el revienta-pechos "nace", y la última escena, donde por fin conseguimos ver al monstruo en todo su esplendor

Resumiendo, Alien es una película ideal para ver a oscuras y en silencio, y para aquellos que quieran disfrutar de un film de terror diferente y elegante.

saludos!

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